viernes, 5 de junio de 2009

LA HISTORIA DE UN TROTAMUNDOS Paul Turner es un viejo vagabundo londinense de ochenta años que ha viajado por medio mundo, y que desde hace más de una década está viviendo en los subterraneos de Recoletos en Madrid. Su vida está repleta de miles de anécdotas y recuerdos que compartirá con nosotros en esta entrevista, aunque según nos dice no es muy amigo de los periodistas a los que considera faltos de escrúpulos y una de las profesiones más corruptas. A regañadientes acepta contestar unas preguntas bajo la condición de ser pagado. Al final llegamos a un acuerdo y le prometemos una pequeña suma de dinero cuando terminemos. Pregunta-¿Qué tal la vida de un trotamundos en Madrid? Respuesta-Muy mal. Esta ciudad se está volviendo cada vez más intolerante y racista con los marginados. Hace unos años era de las capitales más cosmopolitas y solidarias de Europa, pero de un tiempo a esta parte, y quizás por culpa del alcalde conservador, Madrid se ha vuelto peligrosamente reaccionaria. Cada vez con más frecuencia ocurren sucesos tan vergonzantes como la quema de mendigos por los nazis rapados o la caza del africano. Lo más grave de la situación es la apatía de la gente, que es incapaz de concienciarse y movilizarse contra esos brotes de totalitarismo. Al final va a ocurrir como el poema de Bertold Brecht, gracias a la indiferencia de la mayoría de los madrileños. P-Entonces si ya no le gusta Madrid, ¿por qué no prueba a cambiar de aires, y se va a una ciudad progresista como puede ser Barcelona en estos momentos? R-Por dos razones. La primera es que ya no tengo edad para más viajes debido a mi delicado estado de salud y a que estoy enfermo de Sida. La segunda es que creo que el ciclo conservador es general y ocurre en todas partes, con el triunfo del neoliberalismo y del pensamiento único. Por ello, pienso que el único sitio que está a salvo de esa marea negra es la luna, y, como es lógico, mi situación económica no da para comprarse una nave espacial e irse allí. P-¿Cómo contrayó el Sida? R-Fue en La Habana con una mulata en una noche de pasión loca, justo antes de venir a España. Ella me había dicho que era seropositiva, pero la amaba tanto que quise compartir su dolor, dejándome contagiar la enfermedad. Yo sabía que por mi edad eso suponía el inicio del último capítulo de mi agitada vida, y lo asumí sin ningún temor. Al fin y al cabo todos tenemos que morir más tarde o más temprano, y a veces vivir demasiado llega a ser muy aburrido. P-Eres un romántico ¿Qué significan para usted las mujeres? R-Lo más maravilloso del mundo. Yo he recorrido los cinco continentes, he vivido en más de cincuenta países y hablo diez idiomas. En cada ciudad, en cada pueblo, en cada región o zona, lo que más me ha sorprendido ha sido la belleza de sus mujeres, su exquisita sensibilidad y delicadeza. A ellas les debo todo, ya que son las que me cuidaban en mis múltiples viajes y aventuras. En toda mi vida habré amado a dos mil mujeres y fruto de ello tengo quinientos hijos repartidos por ahí. P-Me sorprende que tenga tan larga familia y este en la calle ¿A qué se debe? R-A que la convivencia conmigo es muy difícil y complicada. Yo soy un vagabundo puro, que no puede estar más de una semana bajo un mismo techo con una misma mujer. Me pongo muy nervioso porque siempre necesito de experiencias nuevas, sentirme tan libre como un pájaro. P-¿Continúa teniendo tanto éxito con las mujeres? R-No, ya no. Eso pasó. Solo me queda el recuerdo de los momentos más gratos y el sabor de sus besos. Ahora la única mujer que me espera es la muerte, y cuando llegue el momento quiero mirarla a los ojos con la cabeza bien alta de la vida cumplida. P-¿Cuáles han sido los sitios más extraños en los que ha hecho el amor? R-Hay varios. En un ataúd, montando a caballo, en un submarino, en la torre de Londres… Sin embargo, el sitio que más me gustó fue en una iglesia en la hora de misa. P-¿Cómo decidió un día abandonar su casa, su familia en Inglaterra, y viajar por todo el mundo? R-Fue a los veinte años, cuando estudiaba derecho en la universidad. Sentía que me estaba convirtiendo en un vegetal con una vida muy monótona y aburrida. Entonces decidí irme de vacaciones a la India con unos amigos que estudiaban conmigo. Fue allí, en las orillas del Canges, donde me transformé totalmente. Ya no tenía sentido ser un exitoso abogado de familia aristocrática. Allí descubrí la espiritualidad de las cosas, la esencia de la vida, y que el tiempo es un elemento precioso para no desperdiciarlo nunca. Mis amigos volvieron a Inglaterra y yo empecé a recorrer diversos países de Asía. P-¿Cómo se mantenía sin dinero y sin trabajo? R-Ya le he dicho que vivía de mis encantos, de las mujeres que encontraba en el camino. P-¿Eso de ejercer de gigoló no le causaba algún remordimiento? R-Ninguno. Esas mujeres me llevaban a su alcoba porque yo les daba ternura y cariño. Ellas se sentían atraídas por mí por ese encantamiento bohemio del vagabundo, quizás porque necesitasen un poco de color en sus vidas. P-¿Ha estado alguna vez en la cárcel? R-Sí, un par de veces en Brasil y Marruecos. Fue poco tiempo, por unos malentendidos, con lo que salí rápido. Ello no supuso ningún freno para mis andanzas. P-¿Y se ha involucrado en algún movimiento revolucionario? R-En muchos. Cuba, Nicaragua, Frente Polisario y más. Siempre se me podría encontrar donde hubiese una bandera roja y en la lucha contra las injusticias. P-Por último, ¿qué les aconsejarías a esos jóvenes vagabundos que están empezando? R-Que nunca tengan miedo. El miedo es el peor enemigo de los corazones libres.

1 comentario:

alma dijo...

Preciosa entrevista.
Muy valiente Paul.
Un hombre con un bello corazón libre...sin miedo.